Una de las preguntas que más me hacen los clientes es la temperatura recomendada para servir el vino, o un vino determinado. Mi respuesta inmediata suele ser siempre la misma: a la temperatura que a ti te guste.
Yo suelo partir de la base de que el vino está pensado para que disfrutemos con él y, si a nosotros nos gusta tomar un vino tinto fresquito, por qué no vamos a hacerlo. Además, hay que tener en cuenta que cuando recomendamos tomar un vino a temperatura ambiente, entendemos que esa temperatura es aproximada a la que hay en las bodegas y no la de nuestra terraza de la cocina a la que le da el sol durante todo el día en pleno mes de agosto.
¿Por qué existe una temperatura adecuada para cada vino?
Dicho todo esto, seguramente la mayoría de vosotros sabéis que tanto los vinos blancos como los rosados se deben servir a una temperatura inferior a la de los vinos tintos, pero ¿os habéis preguntado alguna vez por qué? Esto se debe a que la sensibilidad a los sabores de nuestras papilas gustativas varía según la temperatura:
- Dulce: se nota más a temperatura alta, por eso muchos postres son fríos. Y por eso los vinos dulces se sirven muy fríos.
- Ácido, también se nota más a temperaturas altas. Por eso las comidas ácidas se suelen servir frías. Por eso las comidas ácidas se suelen servir frías (salmueras en vinagre, escabeches…), y los vinos blancos, que suelen ser más ácidos, se sirven fríos. Especialmente los blancos jóvenes y los espumosos.
- Amargo, se nota más a baja temperatura. Por eso el café o el chocolate amargo se suelen servir calientes. También por eso los tintos, se sirven un pelín más cálidos. Y cuanto más viejo sea el tinto, que contiene más amargor, admite una temperatura mayor.
- Alcohol, aunque no es un sabor, sí que aporta una sensación en la boca. La sensación de calidez que se nota más a temperatura alta y se hace quemazón o ardor. Por eso los destilados, se sirven muy fríos, incluso con hielo, y en general los vinos con mucho grado alcohólico.
Temperaturas orientativas para servir el vino
A continuación, os dejamos un resumen de la temperatura recomendada para servir el vino (orientativas) para que podáis disfrutar lo al máximo de vuestros vinos:
- Vinos dulces: bien frescos, entre 6 y 8ºC. Estos vinos suelen caracterizarse por su alto contenido en azúcar y alcohol y por su untuosidad. Las temperaturas frías o al menos bastante frescas, según el vino en cuestión, son las más adecuadas. Dentro de esta horquilla térmica podríamos incluir también la mayoría de vinos olorosos y generosos.
- Vinos espumosos: bien frescos, entre 6 y 10ºC, para acentuar la sensación de frescor de las burbujas y su dulzor o su acidez. A mayor tiempo de crianza, mayor temperatura de servicio.
- Vinos blancos jóvenes: frescos, entre 7 y 10ºC, para disfrutar de sus aromas frutales.
- Vinos blancos con crianza: ligeramente frescos, entre 10 y 12ºC, para no perder los aromas complejos que les aporta el roble.
- Vinos rosados jóvenes: entre 7 y 10ºC, igual que los blancos jóvenes.
- Vinos tintos jóvenes: ligeramente frescos, entre 12 y 15ºC, para resaltar su frescura y matices florales.
- Vinos tintos crianza: con una temperatura de entre 16 y 18ºC afloran los aromas y se potencian los sabores.
- Vinos tintos reserva: a una temperatura entre 18 y 20ºC, se catan en su plenitud.
Lo más importante es respetar nuestros gustos, a pesar de una temperatura recomendada para servir el vino
Si estamos en verano, tendremos en cuenta la temperatura ambiente para disfrutar del vino a una temperatura más agradable. Estas son unas indicaciones generales, no existen patrones inamovibles, lo más importante es disfrutar de acuerdo con los gustos particulares de cada uno y recordad que siempre estamos a vuestra disposición para cualquier duda o aclaración.
Y recuerda visitar nuestra selección de vinos en la web, ¡y pregúntanos todas las dudas que tengas sobre la temperatura recomendada para servir el vino!